Terapia Craneosacral todos los jueves por las mañana en Acupuntura para la salud. ¿Vienes a probarla?

 

¿Qué es la Terapia Cráneo-Sacral?

Conocida también como terapia cranosacra o terapia sacrocraneal, es una terapia manual suave y profunda desarrollada por el médico y osteópata Dr. John E. Upledger en los años 70, a partir de los principios de la Osteopatía Craneal descrita por el osteópata estadounidense Dr. William G. Sutherland a comienzos del siglo XX.

¿Qué es el Sistema Cráneo-Sacral?

El sistema cráneo-sacral se compone de las meninges y el líquido cefalorraquídeo que rodean y protegen el encéfalo y la médula espinal. Todo este sistema se extiende por los huesos del cráneo, la cara, la boca, y desde el cráneo continúa por toda la columna vertebral hasta llegar a su extremo inferior que es el sacro.
El ritmo del sistema cráneo-sacral se puede sentir tan claramente como los ritmos cardio-vascular y respiratorio. Pero a diferencia de los otros ritmos, el ritmo cráneo-sacral (RCS) se puede evaluar y corregir a través de la palpación.

¿Cómo funciona?

Durante la sesión el paciente siente el contacto ligero de las manos del terapeuta entrenado en escuchar los movimientos sutiles del cuerpo, sus ritmos, pulsaciones y patrones de congestión y resistencia. Esta escucha proporciona información importante sobre el funcionamiento de la persona en su totalidad.
En respuesta a golpes físicos, malas posturas prolongadas, sobreesfuerzos, tensiones, problemas emocionales, etc. los tejidos del cuerpo se contraen. En ocasiones, esta contracción (sobre todo si el golpe ha sido fuerte o el trauma emocional intenso) queda contenida en el cuerpo, limitando su buen funcionamiento, y creando restricciones que provocan problemas que pueden incluso durar años.
Un terapeuta entrenado puede percibir estas restricciones, identificar su origen y trabajar con ellas. Utilizará sus manos para mostrarle al cuerpo del paciente el patrón restrictivo que está manteniendo. Al hacerlo, éste tendrá la oportunidad de soltarlo y encontrar una nueva forma de organizarse, ya que el complejo cuerpo-mente al recibir la información correcta de su propio desequilibrio, es capaz de equilibrarse por sí mismo.
Siguiendo este principio fundamental, el terapeuta nunca impone nada sobre el cuerpo de la persona, ni fuerza a su organismo a hacer algo para lo que todavía no está preparado. Es el mismo sistema del paciente el que lleva la directriz de su proceso de curación. El terapeuta craneo-sacral sintoniza con su sabiduría interna y su inteligencia corporal y sigue las pautas que le indican.
Cuando se liberan las tensiones, se libera también la energía que antes se utilizaba para mantener la contracción. Por lo tanto, uno de los beneficios de esta forma de terapia corporal es aumentar nuestro nivel de energía, pudiendo también conseguir una relajación más profunda.
Una parte importante de este trabajo es la toma de conciencia del propio proceso vital.
Generalmente es necesario realizar una serie de sesiones para obtener todos los efectos beneficiosos que esta terapia puede ofrecer.

¿A quién puede beneficiar?

La Terapia Craneo-Sacral es tan suave y segura que es apropiada para personas de todas las edades, desde ancianos hasta niños y bebés.
Al tratarse de una terapia global de todo el cuerpo, puede ayudar a las personas con casi cualquier condición, incrementando su vitalidad y permitiendo utilizar sus propios recursos de autocuración.
El énfasis del trabajo radica en acompañar a la persona a restablecer su expresión de salud.

¿En qué casos está indicada la Terapia Cráneo-Sacral?

La Terapia Cráneo-Sacral potencia las propias capacidades del cuerpo para autorregularse. Ayuda a aliviar y/o paliar un gran número de enfermedades, dolores y disfunciones, incluyendo:

  • Alteraciones de la Articulación Temporo Mandibuar (ATM)
  • Dolores crónicos de cuello y espalda
  • Ansiedad
  • Ciática
  • Depresión
  • Dolor articular
  • Dolor y tensión muscular
  • Dolores de cabeza y migrañas
  • Escoliosis
  • Cansancio crónico
  • Fibromialgia
  • Problemas oculares
  • Estrés
  • Hiperactividad
  • Problemas de concentración
  • Trastornos de aprendizaje
  • Insomnio
  • Lesiones deportivas
  • Lumbago
  • Neuralgias
  • Parálisis facial
  • Problemas digestivos
  • Secuelas de accidentes
  • Síndrome de estrés postraumático
  • Zumbido en los oídos
  • Vértigos
  • Alteraciones motoras y de coordinación
  • Desórdenes del Sistema Nervioso Central
  • Lesiones traumáticas cerebrales y medulares

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