Casi todas las personas cogemos alguna gripe o resfriadillo en invierno. Estas patologías son causadas por numerosos virus capaces de mutar cada año y que provocan una sintomatología variada: fiebre, malestar general, dolor de garganta, secreción nasal, tos, …
Los medicamentos alopáticos sólo atenúan los síntomas, pero sobrecargan el trabajo del hígado y, además, no curan las patologías causadas por virus. Por eso se dice que la gripe dura 1 semana con medicamentos y 7 días sin ellos. La única solución es descanso y la aplicación de terapias naturales que ayuden al organismo a desarrollar su propia curación.
La Naturaleza pone a nuestra dispoción un gran botiquín natural: equinácea, tomillo, ajo, jengibre, sauco, llantén, … pero en este artículo vamos a centrarnos en 3 alimentos-medicina que siempre suelen estar presentes en las cocinas: cebolla, limón y miel.
LA CEBOLLA es un bulbo con una larga lista de efectos beneficiosos: diurético, desinflamatorio, analgésico, expectorante, anti-reumático y sobre todo antibótico natural porque su alto contenido en sustancias azufradas (como el ajo) con propiedades bactericidas ayuda a combatir las infecciones desde los primeros síntomas, facilitando la expulsión de las mucosidades y reduciendo el proceso catarral.
EL LIMÓN es una excelente fuente de vitamina C que resulta de gran ayuda en la lucha contra las infecciones bacteriológicas y virales. 100 gr de limón aportan 50 mg de esta vitamina. Pero además, esta fruta estimula el sistema inmunitario y es un poderoso limpiador del organismo, de tal forma que los residuos que se acumulan en el cuerpo en la batalla de los leucocitos contra los virus de la gripe (células deterioradas y virus muertos) son eliminados con más facilidad por los organos depurativos hígado y riñón.
LA MIEL ya era considerada por los egipcios, romanos y griegos una medicina extraordinaria. Es antiséptica y antibiótica y es capaz de acelerar la curación de las heridas y combate las infecciones del sistema respiratorio y urinario.
A continuación explicamos 7 remedios antigripales a base de cebolla en los que el limón y la miel son aliados. Cada familia puede ir probando cuál le gusta más organolépticamente y le es más efectivo:
INFUSIÓN DE CEBOLLA Y LIMÓN
Hervir una cebolla a trocitos en 1 litro de agua para que se reduzca a la mitad. Después mezclar el agua de cebolla con zumo de limón a partes iguales y tomar este “caldo” cada 2 horas durante una jornada. Al día siguiente bastarán 3 tomas para favorecer la cura. El zumo de limón debe ser recién exprimido.
Esta es la que tomamos en casa y se ve en la foto, pero la hemos “personalizado”: nuestras cantidades son una taza de caldo de cebolla, 1 limón exprimido y una cucharada grande de miel para darle buen sabor, además de por sus propiedades. Lo tomamos varias veces al día calentito.
JARABE
Opción 1 para casos de fiebre leve: asar una cebolla durante 40’ en el horno a 200º. Triturarla antes de que se enfríe y mezclarla con una cantidad similar de miel. Este jarabe se toma hasta un máximo de 8 veces al día, 1-2 cucharitas cada vez.
Opción 2: hervir durante 10 minutos 2 cebollas con 2 vasos de agua y 2 cucharadas de miel. Se tritura hasta que forme una pasta y se va tomando a lo largo del día cucharadas de este jarabe
GÁRGARAS cuando hay anginas o faringe inflamada: se hacen gárgaras con caldo de hervir cebollas más de media hora
CREMA DE CEBOLLA
Cocer 2 cebollas grandes durante 15 minutos con unos 700 ml de agua. Añadir copos de cereales naturales, como avena, y cocer 10 minutos más. Retirar la cazuela de fuego, añadir 2 cucharadas de aceite de oliva virgen y batirlo. Se come como una sopa y se le podría añadir queso.
BEBIDA DE CEBOLLA
Este es el remedio más básico. Se hierve una cebolla cortada en rodajas durante 15’. Se cuela y se bebe tibio por la mañana y al acostarse.
CEBOLLA CORTADA AL LADO DE LA CAMA en caso de tos persistente. Es una idea muy adecuada para los niños.